Los acuerdos que ha dejado la megasequía en la cuenca del Aconcagua
Si algo positivo ha dejado la escasez hídrica en el valle del Aconcagua es la capacidad de lograr acuerdos entre los usuarios para hacer un uso eficiente de recurso y proyectar las obras necesarias para la gestión sostenible del mismo en el futuro.
4 de enero de 2021: La última edición de la revista Vertiente, editada por el capítulo chileno de la Asociación Latinoamericana de Hidrología Subterránea para el Desarrollo, Alhsud, publica un artículo de Luis Jorquera Galaz, asesor de nuestra junta, en el que destaca cómo los actores de la cuenca del Aconcagua han llegado a acuerdos para poder sortear la dificultad del aumento de la demanda por el recurso hídrico en contraposición a la escasez del mismo. Esto, debido a la megasequía que afecta a la zona desde hace once años.
En el artículo, Jorquera explica que diversos estudios y análisis demuestran que actualmente la cuenca del Aconcagua cuenta con abundancia de agua a nivel anual, pero la disponibilidad de esta no coincide con los tiempos en que se produce su demanda. “En el caso particular del Aconcagua, la expresión ´escasez hídrica’ —que se utiliza regularmente— no se refiere a la ausencia del recurso en absoluto, sino a que su disponibilidad no coincide con su demanda”.
“La solución para ello -continúa el ingeniero- es la construcción y habilitación de obras de regulación del recurso y de un gran consenso entre los diferentes sectores para desarrollar un plan que atienda las urgencias inmediatas y las necesidades que se proyectan a mediano y largo plazo”.
Y es, precisamente, en la Mesa de Aconcagua – en funcionamiento desde el 12 de septiembre de 2018- que los principales actores y usuarios del agua en la zona han llegado a acuerdos para utilizar sosteniblemente el recurso y diseñar del Plan de Obras Hidráulicas para el Valle del Aconcagua.
El plan de obras, que ya fue entregado a la autoridad, se centra en la acumulación de las aguas invernales y de deshielo en la zona intermedia de la cuenca. En una primera etapa se propone la construcción de cuatro embalses medianos: Escorial, Bellavista, embalse de la Cuenca Intermedia (Catemu del Alto) y Romeral; también se considera la construcción de pozos en Llay Llay y la tercera sección, el desarrollo de un sistema de recarga de acuíferos de cada una de las secciones. Asimismo, destaca la necesidad de mejorar la eficiencia de conducción y distribución del agua superficial, la repotenciación de la red hidrométrica de la DGA, y el fortalecimiento del sistema de monitoreo y control de las extracciones de aguas superficiales y subterráneas.
“El Estado y los habitantes del valle del Aconcagua han tomado esta condición (la megasequía) como una oportunidad para implementar un modelo de gestión a nivel de cuenca, lo que les ha permitido mirar más allá de sus necesidades puntuales y generar acuerdos en beneficio de lograr mejoras en la distribución, uso, estudio, y proyección de los recursos disponibles”, concluye Jorquera.
Leer artículo completo acá: Aconcagua Revista-Vertiente-dic2020 (1)